viernes, 6 de marzo de 2009

LA SONRISA DESPEGADA por Alix Rosales


Al terminar la función despegó su sonrisa con una pompa de algodón, impregnada de lágrimas; su vida de circo se fue en aquella carpa. Vagó por la calle, no sabía qué hacer, en esa ciudad no conoce a nadie, y nadie lo espera en ninguna parte. Entró en una taberna y se tomó unas copas, refugiado en sus pensamientos: “soy un fracaso, un viejo, un payaso...” Se embriagó en la barra hasta perder conciencia y del local lo echaron a la calle.

En la madrugada murió de frío tirado en una acera. Todos los transeúntes que pasaban por allí se preguntaban: ¿quién es ese hombre que yace en la calle, en dónde vive, de dónde vino?
Descubrieron que es el payaso del circo, cuando vieron en el cielo, revoloteando como mariposas, miles de sonrisas fantasmales.

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