jueves, 19 de febrero de 2009

DISTANCIA, por Rosa M. Arroyo


(Hoy sin deshacer)

Hoy la añoranza me preña las manos de letras, y a través de este mensaje cifrado intento desentrañar el misterio del viaje en las nubes, el que utilizo mirando al cielo cuando te recuerdo y necesito difuminar en cualquiera de ellas la distancia que nos separa.
Y para alcanzarlas, despliego mis pétalos dibujando alas en sus contornos, como manecillas de un reloj que contienen todo un tiempo necesitado marcando una única hora en su esfera.

Siento como los dedos hinchados suplican romper los espacios que nos separan y alumbrar al eco de la voz interior, expectante y callada, que aguarda entre las uñas. Las manos apenas sostienen tanta letra acumulada entre ellos, mientras el silencio esconde su dolor frente al espejo. (Presiento que el viaje comienza ahora).
Vienen presurosos lápiz y papel, como una metáfora soñada. Sólo tengo necesidad de transformarme en mensaje, subida en cualquier cúmulo o nimbo esperando con ojos de niña grande, para saber por cual de las esquinas del cielo alguna de esas nubes me llevará a ti…

Casi estoy de camino, donde hoy no consigo que la distancia sea un fantasma sin ojos ni boca, y el tiempo una hora suspensa en el aire o el espacio, el mínimo hueco que queda entre una y otra parte del espejo donde nos encontramos.

Abro los ojos y vislumbro tu imagen un segundo.
La añoranza sostiene mi dolorido silencio... Como si fuera un parto de lluvia, siento salir de mis dedos cuatro palabras de cristal que apenas liberan mi alma:

-Te echo de menos.

Sólo eso.
Lo demás, hasta que escampe, son pedazos de placenta, versos descompuestos que voy guardando bajo mis pétalos hasta el próximo viaje.
Hoy no consigo deshacer la distancia, y duele.

***

1 comentario:

  1. Encantado de visitarte en tu nueva casita virtual.
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